Néstor "El Doogie" Olivares
Los
políticos mexicanos deben entender a las redes sociales como herramientas de
comunicación funcionales y dejar de parecer tías con celular.
Algo que nos
debe quedar muy claro es que las elecciones de 2024, además de ser las más
grandes de la historia de México tendrán una utilización de las redes sociales
como herramienta fundamental para hacer llegar distintos mensajes al
electorado.
Y es que si
bien desde los tiempos de nuestro tlatoani copetón Kike Peña Nieto, las redes
sociales comenzaron a tener presencia como herramientas de comunicación de los
políticos. Hoy más que nunca se consideran como algo fundamental para dar
seguimiento a los actores de lo público. Tan es así, que cada publicación que
realicen, así sea la cosa más pendejísima, es considerada ya como una
declaración oficial, sin importar que el que lo haya redactado sea el sobrino
“que le sabe al internet” y que por eso le dieron a manejar las cuentas.
Haciendo un
breve repaso, debemos recordar que los inicios de las redes sociales en la
política no era más que lo que sucedió con los medios que empezaron a mudarse a
lo digital: solamente poner lo que salía en la tele, radio y periódico en un
sitio web y ya, es todo. Como decir “ah mira, ya tenemos un nuevo lugar donde
colgar esto, chingón, hagámoslo”, así el mismo spot que se veía en televisión
era el mismo que se veía en aquel incipiente Youtube, por decirlo de manera
concreta.
Sin embargo
las dinámicas de consumo digital han hecho que esas mismas plataformas que ya
existían mutaran y junto a las nuevas plataformas emergentes tengan ya su
propio ecosistema y comunidades digitales con hábitos particulares de
contenido, así tenemos a los tíos cochinotes que les gusta ver brasileñas
voluptuosas en Instagram, a los mocosos que ven a los gamers jugando por horas
en Twitch, a los que siguen a Youtubers y los nuevos y ágiles consumidores de
Tik-Tok con estos videos breves que hacen trabajar a los creadores de contenido
en poder brindar la mayor cantidad de información en el menor tiempo posible y
más aún, que esta información sea tan específica que logre metérseles en el
coco e influir en alguna conducta.
El tema aquí
es el que ya había comentado alguna vez: la mayoritaria senectud de la clase
política mexicana, donde muchos señores que huelen a naftalina generalizan a
las redes sociales como un espacio donde se hacen mensadas y se comparten
memes, pensando que las campañas “de tierra”, de andar de casa en casa,
volanteando y haciendo perifoneo desde las 7 de la mañana con unas bocinas que
suenan como perro en brama con música de cumbia de fondo, todavía ocupan la
mayor parte del porcentaje de campaña, cuando la realidad es que dicha cifra ha
bajado considerablemente ante el acceso popular a los teléfonos inteligentes y
planes de datos que en ocasiones regalan la navegación en determinadas redes
sociales, como Facebook, la más popular de todas. En esto radica gran parte del
impacto de los mensajes directamente al público; ya no es de pautar determinado
mensaje, en determinado canal, en determinado día y hora y el que lo vio, lo
vio. Ahora uno puede escoger directamente al tipo de público, con género, edad,
ubicación geográfica y poder dirigirles mensajes empáticos a sus intereses.
Es
importante hablar de la adaptación de los políticos y sus staffs a “creadores
de contenido”, que los mismos equipos de comunicación de campaña sean
generadores de mensajes, que tomen como base al candidato y construyan los
mensajes adecuados, considerando lo que se les denomina como “valores de
producción”, esto es el cuidar detalles como fondo, iluminación, sonido,
calidad de video. Aquí es donde en verdad deben valorar a los cientos de
egresados de carreras como diseño gráfico y comunicación para poder dar forma a
los aburridos mensajes políticos de siempre y darles una presentación atractiva
que logre el objetivo de impactar a los públicos a los que se dirigen en cada
plataforma y dejar de pensar que publicar 20 fotos con un texto que diga “Hoy
acudí al cierre de actividades de la Honorable Junta de Cerrajeros de San Juan
de las Pitas”, es crear contenido y pos no.
Y ejemplos
tenemos, porque debemos admitir que en Nuevo León han sido pioneros en estas
cuestiones, empezando por “El Bronco” quien fue el primero en usar las redes
sociales para utilizar las tendencias del momento y realizar una campaña
diferente a lo que siempre habíamos visto y hoy tenemos a Samuel García, quien
gracias a su “Chavacana mayor” y su habilidad para el uso de redes sociales,
rompieron totalmente el esquema de cómo hacer una campaña en estos tiempos
modernos y cuyo impacto quedó de manifiesto en su ahora trunca y demasiado
breve aventura por la candidatura presidencial, ya que llegaron, impactaron y
causaron sensación en las redes sociales y aunque salieron pendejones para la
jugada política, sí son buenísimos para el marketing, tanto así que ya mucha
gente decía que votarían por MC por ellos… sin conocer UNA sola propuesta (o a
ver, menciónenme una), que a fin de
cuentas, es lo que nos debería importar conocer para saber cuál es la opción
política que nos convencería a votar por ella, pero nuestra idiosincrasia es
clara: nos mama el desmadre y donde haya desmadre, allá iremos.
Considerando
nuestra actualidad, la batalla digital será ganada por los candidatos y equipos
que sepan aterrizar su visión política en la construcción de los mensajes
adecuados que sepan golpear a las emociones exactas de sus públicos, porque sí,
está bien que bailen, que toquen la guitarra, que anden en bici o quieran
intentar tener gracia mientras se cargan una cara de andar estreñidos desde
hace dos días, lo importante será siempre la sustancia del mensaje, aunque en
muchas ocasiones, el circo y sus payasos jalen más gente.
FB: El Doogie Olivares
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