lunes, 11 de diciembre de 2023

#Política

 Néstor "El Doogie" Olivares


Los políticos mexicanos deben entender a las redes sociales como herramientas de comunicación funcionales y dejar de parecer tías con celular.

 

Algo que nos debe quedar muy claro es que las elecciones de 2024, además de ser las más grandes de la historia de México tendrán una utilización de las redes sociales como herramienta fundamental para hacer llegar distintos mensajes al electorado.

 

Y es que si bien desde los tiempos de nuestro tlatoani copetón Kike Peña Nieto, las redes sociales comenzaron a tener presencia como herramientas de comunicación de los políticos. Hoy más que nunca se consideran como algo fundamental para dar seguimiento a los actores de lo público. Tan es así, que cada publicación que realicen, así sea la cosa más pendejísima, es considerada ya como una declaración oficial, sin importar que el que lo haya redactado sea el sobrino “que le sabe al internet” y que por eso le dieron a manejar las cuentas.

 

Haciendo un breve repaso, debemos recordar que los inicios de las redes sociales en la política no era más que lo que sucedió con los medios que empezaron a mudarse a lo digital: solamente poner lo que salía en la tele, radio y periódico en un sitio web y ya, es todo. Como decir “ah mira, ya tenemos un nuevo lugar donde colgar esto, chingón, hagámoslo”, así el mismo spot que se veía en televisión era el mismo que se veía en aquel incipiente Youtube, por decirlo de manera concreta.

 

Sin embargo las dinámicas de consumo digital han hecho que esas mismas plataformas que ya existían mutaran y junto a las nuevas plataformas emergentes tengan ya su propio ecosistema y comunidades digitales con hábitos particulares de contenido, así tenemos a los tíos cochinotes que les gusta ver brasileñas voluptuosas en Instagram, a los mocosos que ven a los gamers jugando por horas en Twitch, a los que siguen a Youtubers y los nuevos y ágiles consumidores de Tik-Tok con estos videos breves que hacen trabajar a los creadores de contenido en poder brindar la mayor cantidad de información en el menor tiempo posible y más aún, que esta información sea tan específica que logre metérseles en el coco e influir en alguna conducta.

 

El tema aquí es el que ya había comentado alguna vez: la mayoritaria senectud de la clase política mexicana, donde muchos señores que huelen a naftalina generalizan a las redes sociales como un espacio donde se hacen mensadas y se comparten memes, pensando que las campañas “de tierra”, de andar de casa en casa, volanteando y haciendo perifoneo desde las 7 de la mañana con unas bocinas que suenan como perro en brama con música de cumbia de fondo, todavía ocupan la mayor parte del porcentaje de campaña, cuando la realidad es que dicha cifra ha bajado considerablemente ante el acceso popular a los teléfonos inteligentes y planes de datos que en ocasiones regalan la navegación en determinadas redes sociales, como Facebook, la más popular de todas. En esto radica gran parte del impacto de los mensajes directamente al público; ya no es de pautar determinado mensaje, en determinado canal, en determinado día y hora y el que lo vio, lo vio. Ahora uno puede escoger directamente al tipo de público, con género, edad, ubicación geográfica y poder dirigirles mensajes empáticos a sus intereses.

 

Es importante hablar de la adaptación de los políticos y sus staffs a “creadores de contenido”, que los mismos equipos de comunicación de campaña sean generadores de mensajes, que tomen como base al candidato y construyan los mensajes adecuados, considerando lo que se les denomina como “valores de producción”, esto es el cuidar detalles como fondo, iluminación, sonido, calidad de video. Aquí es donde en verdad deben valorar a los cientos de egresados de carreras como diseño gráfico y comunicación para poder dar forma a los aburridos mensajes políticos de siempre y darles una presentación atractiva que logre el objetivo de impactar a los públicos a los que se dirigen en cada plataforma y dejar de pensar que publicar 20 fotos con un texto que diga “Hoy acudí al cierre de actividades de la Honorable Junta de Cerrajeros de San Juan de las Pitas”, es crear contenido y pos no.

 

Y ejemplos tenemos, porque debemos admitir que en Nuevo León han sido pioneros en estas cuestiones, empezando por “El Bronco” quien fue el primero en usar las redes sociales para utilizar las tendencias del momento y realizar una campaña diferente a lo que siempre habíamos visto y hoy tenemos a Samuel García, quien gracias a su “Chavacana mayor” y su habilidad para el uso de redes sociales, rompieron totalmente el esquema de cómo hacer una campaña en estos tiempos modernos y cuyo impacto quedó de manifiesto en su ahora trunca y demasiado breve aventura por la candidatura presidencial, ya que llegaron, impactaron y causaron sensación en las redes sociales y aunque salieron pendejones para la jugada política, sí son buenísimos para el marketing, tanto así que ya mucha gente decía que votarían por MC por ellos… sin conocer UNA sola propuesta (o a ver, menciónenme una),  que a fin de cuentas, es lo que nos debería importar conocer para saber cuál es la opción política que nos convencería a votar por ella, pero nuestra idiosincrasia es clara: nos mama el desmadre y donde haya desmadre, allá iremos.

 

Considerando nuestra actualidad, la batalla digital será ganada por los candidatos y equipos que sepan aterrizar su visión política en la construcción de los mensajes adecuados que sepan golpear a las emociones exactas de sus públicos, porque sí, está bien que bailen, que toquen la guitarra, que anden en bici o quieran intentar tener gracia mientras se cargan una cara de andar estreñidos desde hace dos días, lo importante será siempre la sustancia del mensaje, aunque en muchas ocasiones, el circo y sus payasos jalen más gente.

 

FB: El Doogie Olivares

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